Blackberry abandonada en el aseo de un tren. Estaba encendida y no había nadie pendiente de ella, ni siquiera fuera. La confianza que deposita su dueño en todas las personas que usen el aseo sólo puede ser correspondida con el respeto de no tocarla. Me pregunto qué pensamientos pasaron por la cabeza de todos los que pasaron por el aseo.